San Bernardo del Viento, julio 16/2018
La mai mía no llegaba. 12 am, parecían ya. La última vez que llegaba tan tarde yo estaba tratando de memorizar el cuento de El niño que perdió su ombligo, ya la tercera vez que trataba. Desde esa vez no me había vuelto a pegar, lo había prometido, aprendía a leer y no me tocaba por un año. Pero esta vez sabía que habría consecuencias. Cállate Pedro, le gritó a mi hermano que creía estar absuelto de la loca en la que se convertía Mami, pero como siempre me ignoró. Y así fue, llegó gritando, pateando sillas, los libros de mi hermana. Bueno, la última vez que la vi así me apuntó un tacón a la ceja, y con esa puntería que tiene ella, acertó. Todo terminó bien, no fue nada que no me pudiera arreglar con el botiquín que guardo bajo mi cama. Vas a ser aún más infeliz si llegas a contar que yo te pego, imagina tu vida sin nadie, en Bienestar Familiar, me repetía siempre. Esta noche parecía determinada a acabar con todo lo que nos quedaba, la vida. Agarró a Pedro por el pelo y puso el rayador de coco en el suelo, Párate en él, y le fue poniendo ollas encima de la cabeza, ¡Entre más mejor! La última olla la llenó de agua, podía ver la rabia en sus ojos. Al pobre Pedro apenas le salían las lágrimas, estaba luchando el dolor y la estabilidad. Me fui a esconder rápido al clóset, mis extremidades temblando. Recordé las metidas al río Sinú, volviendo a casa de mi abuela, bajando mangos a piedrazos y cocos a palazos. Mami va abriendo el clóset y saca la correa para ir por mi hermana que llevaba 15 minutos en sus rodillas con las manos arriba, si no tuviera buena vista diría que estaba crucificada.
Lina Tafur is a student at Sciences Po Paris, currently on exchange at USC. She decided to leave her home country two years ago in search of a higher knowledge. She has since understood that she can do that anywhere, especially if she finds herself feeling deeply. She hopes to go back to Colombia for good.